EL SOFÁ
Cuando pienso en el invierno automáticamente se me vienen dos imágenes una es la de tomarme una taza de chocolate caliente en una cafetería mientras veo llover y la otra es la de un libro, un pijama, una chimenea y un té. Y en el máximo de lo ideal en las dos estoy en un sofá. Ese elemento que nos da calidez, que nos llama más a sentarnos que una silla, sin menospreciar a la silla por supuesto, que nos puede incluso a llegar a abrazar. Es de él del que trataremos hoy.
A la hora de elegir, que no es ir a la tienda a ver que me cuentan, hay que tener en cuenta varias cosas:
- Tipo de sofá
En función de nuestro espacio (porque no siempre está en un salón) decidiremos si lo queremos en una línea, en esquina o con chaislonge.
- Características
- El sofá puede ser rígido (el de nuestros abuelos) o articulado. Dentro del articulado tenemos el manual o el motorizado. No solo el asiento los cabezales también se articulan.
- Con arcón o sin arcón, los arcones pueden ir en los laterales o debajo del asiento.
- Complementos: altavoces, lámparas, cargador para el móvil, etc.
- Con patas o sin patas
- El relleno de los asientos, la densidad del relleno…
- Acabados
El acabo que elijamos suele ir en función de dos cosas una es el estilo que nos guste y otro el estilo de la estancia.
Pero lo más importante es la calidad y el tratamiento que recibe la tela. Hoy en día la mayoría son “easy-clean” (de fácil limpieza) pero hay diferentes tratamientos.
- La tela es tratada después de tejida
- La fibra es tratada antes de que se teja la tela
Aunque sí que hay diferencia de precio de uno a otro, es importante tener la información antes de tomar la decisión y que luego cada uno haga lo que considere.
Lo más importante de todo es que estemos convencidos de lo que compramos y que se ajuste a nuestro espacio y nuestras necesidades. Aquí no hay buenas o malas elecciones, solo hay diferentes sofás para diferentes personas.