EL TERROR DE LA OBRA
Del director de “Voy a cambiar la cocina” y “Compremos un piso de segunda mano a reformar” llega a los cines el film de terror que ya arrasa en Estados Unidos: “Empezamos con la obra”. Sí lo sé, he exagerado un poquito, pero es la realidad. Veo el terror en los ojos de mis clientes cuando se pronuncia la palabra “obra”, se les dilatan las pupilas y les palidece la piel, como una peli de terror. Pero la realidad es que una obra no debería afrontarse con pánico sino con ilusión y entusiasmo, más bien como los regalos la mañana el día de navidad. Entonces ¿Dónde está el fallo?
La obra o reforma de un espacio es un conjunto de acciones, realizadas por profesionales, que se llevan a cabo con el fin de mejorar o adecuar. Para ello son importantes 3 cosas, la primera saber lo que vamos a hacer, esto sería el trabajo del interiorista. Es el encargado de ayudarnos a sacar el mejor aprovechamiento de nuestro espacio y a materializar nuestros deseos y necesidades. La segunda es la elección de buenos profesionales, de todos es sabido que podemos encontrar empresas y profesionales particulares por doquier, pero es importante informarse un poco antes de elegir. Suele ser recomendable buscar opiniones externas, bien sea porque conocemos a alguien que ha trabajado con ellos o porque las críticas que encontremos sean buenas. Por último es necesario una buena coordinación, de lo cual se encargará el interiorista o el constructor. Parece fácil ¿verdad? Y os preguntaréis ¿si es tan sencillo porque todo el mundo habla horrores de la obras que ha hecho? Buena pregunta
Hay varios factores a tener en cuenta el primero que la mayoría de las personas creen que es algo sencillo y no contratan a un profesional que los ayude. En segundo lugar la mala elección de operarios suele ser un tema bastante común y tedioso en la obras. Una mala elección puede derivar en un retraso en la obra, en un intento por parte de los obreros de manipularnos bien sea para cobrarnos más o para que ellos trabajen menos, esto segundo pasa más de lo que parece. Y algo vital que hay que tener en cuenta, al margen de la profesionalidad de los trabajadores, es una buena organización. Una mala organización en la obra puede llegar a tener efectos nefastos tanto para su duración y su acabado como para la salud mental del propietario. Son infinitas las llamadas que se hacen durante una obra y son llamadas que si no se hacen a tiempo conllevan retrasos, fallos, etc.
Dejando al lado estos factores que igual son los más evidentes o a los que menos solución se les puede poner, hay una realidad latente en la sociedad, o yo al menos así la percibo, el miedo a ser engañado por el sector del interiorismo o la arquitectura. Al ver los precios de nuestros honorarios muchos posibles clientes se alarman, y aunque hay de todo como en todas partes, todavía no he tenido ni un solo cliente que al terminar no me haya agradecido todos los dolores de cabeza que le he quitado. Como con todo en la vida uno tiene que estar convencido de lo que va a hacer antes de tomar una decisión y con esto pasa lo mismo. Y debe ser así porque solo basándonos en el convencimiento será posible forjar la relación necesaria para poder llevar a cabo el proceso de manera adecuada y beneficiosa.